El concepto de enfermedad varía según la mirada del terapeuta o la cosmovisión de la época sobre el concepto de salud.
Acostumbrados a una mirada alopática es bueno también conocer una visión alternativa de enfermedad.
Algunos autores se pueden referir al asma como forma de manejo o al estreñimiento como forma de retención. Nosotros estamos convencidos que la enfermedad no es sólo material (física) como sostiene gran parte del andamiaje médico. La enfermedad abarca la totalidad del individuo y, por lo tanto, no podemos pretender curarnos únicamente con medicamentos, es decir, con química. ¿Por qué? Porque somos mucho más que eso.
Edward Bach
«Nunca se erradicará ni se curará la enfermedad con los actuales métodos materialistas, por la sencilla razón de que la enfermedad no es material en su origen. Lo que nosotros conocemos como enfermedad es el último resultado producido en el cuerpo, el producto final de fuerzas profundas y duraderas. Si bien el tratamiento material es aparentemente eficaz, resulta sólo un mero alivio temporal por no suprimir la verdadera causa de la enfermedad”.
Annemarie Colbin
“¿Cuáles son las limitaciones de la medicina moderna?”.
“Los propios profesionales de la medicina son los primeros en reconocer que el sistema tiene limitaciones serias… La medicina moderna es extraordinariamente partidaria de parchear a las personas cuando ya están enfermas”.
“¿Qué es lo malo de nuestro sistema sanitario? Un crítico sostiene que el problema no es el propio sistema sino su manera de presentarse como la única forma, o la más efectiva, de tratar la enfermedad. Hay trastornos para los cuales la tecnología de la medicina moderna es inestimable; pero hay muchos otros ante los cuales el conocimiento médico no sabe qué hacer. Sin embargo la actitud predominante es: ‘Si ni lo sabe el médico, nadie más puede saberlo’”.
“Yo veo tres errores principales en nuestro sistema de creencias:
- creer que los síntomas fisiológicos (dolores de cabeza, fiebre, espinillas, etc.) son reacciones erróneas del cuerpo a estímulos normales.
- Creer que la intervención quirúrgica o las sustancias químicas, sea de origen natural o artificial, pueden restablecer la salud al interrumpir el proceso llamado ‘enfermedad’.
- Creer que los hábitos de la alimentación no tienen ninguna relación con los síntomas ni con las enfermedades”.
EJEMPLO
“Un hombre sufre dolor de estómago después de cada comida. Para ‘tratar’ este problema toma algún antiácido u otro remedio, con o sin receta. Entonces le ataca un dolor de cabeza, que podría ser o no efecto secundario de la medicación para el estómago; para ‘tratar’ el dolor de cabeza se toma una aspirina, con la cual se le irrita más el estómago; tres años más tarde se le declara una úlcera, para la cual toma otra medicación, además de grandes cantidades de leche y crema, tratamiento ya pasado de moda pero aún en uso. Mientras tanto, continúa tomando antiácidos para sus problemas digestivos y sigue comiendo de la misma forma de siempre. Finalmente se somete a una intervención quirúrgica en que le extirpan la úlcera. Continúa con su dieta rica en productos lácteos. No pasa mucho tiempo y se ve atacado de arteriosclerosis e hipertensión, con lo cual comienza a tomar medicación hipotensora. Los efectos secundarios de esta última incluyen dolor de cabeza, mareo, somnolencia, diarrea, ritmo cardíaco débil, confusión mental, alucinaciones, sobrepeso e impotencia. Cuando su mujer le abandona por otro hombre más joven, comienza a tomar antidepresivos y somníferos. Sufre un infarto y le operan para reparar la válvula mitral. Durante la lenta recuperación, toma analgésicos para continuar su vida. Pasado uno o dos años, se enfrenta a una enfermedad neurológica irreversible, tipo enfermedad de Alzheimer. Entonces se pregunta qué pudo haber ido mal. Lo único que le queda por hacer es esperar a morirse, cosa que puede hacer en alguna residencia para ancianos, plácidamente y sin dolor, gracias a los fármacos”.
O sea que “ se trata el dolor de estómago como si el tenerlo fuera un error del cuerpo: la finalidad del tratamiento es eliminar la sensación… Se aísla el síntoma separándolo de su contexto humano. En este enfoque occidental la pregunta esencial que se plantea es: ¿cómo podemos eliminar la molestia?”.
VARIOS
Se ataca a la enfermedad: cobalto, cirugía, trasplantes, cercenaciones, etc. En vez de comprender su mensaje intentamos quitarla, rechazarla, borrarla.
La enfermedad indica el estado de nuestra totalidad, es nuestro espejo y nuestro reflejo. “Por ejemplo, al primer paciente al que el doctor Bernard Kornfeld le realizó un implante de corazón artificial le fue muy bien con su nuevo órgano, pero murió de neumonía”.
Todo se corresponde, todo se relaciona.
La enfermedad no es ajena a nosotros, al contrario: nosotros somos la enfermedad, ella se genera en nuestro organismo, no fuera. Los parches (medicamentos, intervenciones) nos pueden aliviar al momento, pero eso no quita que emocionalmente esté sano. Si me ataco de asma cada vez que quiera manejar una situación, por más medicamentos que ingiera, voy a continuar necesitando manejar la situación. Y por más que el asma se vaya con los medicamentos, va a aparecer otra cosa para seguir con el juego emocional, un infarto, por ejemplo.
Como diría Bach: “tratar la persona, la causa; no el efecto, la enfermedad”. Esa es la consigna.
Hace muchos años una terapeuta norteamericana, Louise L. Hay, halló la forma de explicar la correspondencia entre cada una de las enfermedades y los estados emocionales. Su libro Usted puede sanar su vida sigue con la misma vigencia para comprender de nuestra responsabilidad en cada uno de nuestros síntomas.